sábado, 21 de marzo de 2015

Un enfoque muy musical con aroma de zarzuela.

    
     La zarzuela es un género vivo que refleja, de forma teatral y divertida, muchos aspectos de la vida española; este género lírico nació en Madrid, Villa y Corte, como cúmulo de todo lo español, principalmente de sus personajes, fiestas, costumbres, anécdotas y literaturas. Sin embargo, el mayor valor de las numerosas joyas que componen su catálogo lo sigue constituyendo la música de sus populares compositores.



  La zarzuela tiene sus lejanos orígenes en las obras cantadas de Pedro Calderón de la Barca, con música de Juan de Hidalgo, en el Palacio de la Zarzuela (« pequeña zarza») en las proximidades de Madrid a fines del siglo XVII. Luego en las adaptaciones de los dramas jocosos italianos al español que realiza Ramón de la Cruz, con música de compositores italianos o italianizantes, en los coliseos madrileños a fines del siglo XVIII. Y por fin, en la primera mitad del siglo XIX, se escriben las primeras zarzuelas modernas, un nuevo género lírico, con textos y partituras originales repletas de costumbrismo español. Las zarzuelas de estos siglos son divertidas historias que gustan, porque el moderno público español tiene buen gusto y disfruta más con el entendimiento del argumento que sólo con la pasión de la música.

     La zarzuela tiene dos manifestaciones importantes: el género breve o chico, obras con personajes populares de Madrid en un solo acto, propio del «teatro por horas», y el grande o gran zarzuela, obras en varios actos próximas a la ópera grande. Pero en este género lírico también se distinguen las obras por el argumento; están las de tema madrileño, con su lenguaje castizo, son las más típicas (La verbena de la Paloma, Agua, azucarillos y aguardiente y La Revoltosa) que también incluye obras extensas (Doña Francisquita y La Chulapona); las regionales son las más costumbrista o folclóricas (La del Soto del Parral, La rosa del azafrán y La patria chica) y las de opereta más de ámbito europeo (La Generala, La canción del olvido y Bohemios).

    La zarzuela como todo género evoluciona y cambia según los gustos de sus espectadores; en el siglo pasado disfrutan de gran aceptación obras como Jugar con fuego de 1851 o El dúo de La Africana de 1893, mientras que en el presente el público se entusiasma con otras más cercanas al vaudeville como La gatita blanca de 1907 o La corte de Faraón de 1910.

    La zarzuela aprovecha desde sus primeras grabaciones las grandes voces, se difunde entonces a través de la radio, el cine y el disco, llega a todos los ámbitos del mundo de habla hispana como signo de identidad nacional. Por todo esto conocer hoy en día las joyas del género lírico español significa descubrir una bella y divertida expresión artística, un aroma de España: La zarzuela.



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